viernes, 15 de julio de 2022

(X) LA TRANSICIÓN VISTA DESDE CAMPILLOS, POR CÉSAR RODRÍGUEZ DOCAMPO (X): CAPÍTULO NOVENO. EL PREMIO "ANDALUCÍA".


 

CAPÍTULO NOVENO:


EL PREMIO “ANDALUCÍA”

 



  1. CONOCER ANDALUCÍA.



Manuel Ángel Leguineche y César R. Docampo, en el Congreso de Periodistas en Córdoba, septiembre de 1978. Esta foto nos la tiró Rosa María Mateos:





KONRAD EBERHARDT

CRITIQUE DE CINÉMA-MEMBRE

DE LA SECTION POLONAISE

DE LA FIPRESCI

Paris 6, 46 Rue de Vangirard Varsovia 25, Raclanicka 5/11



Ésta era la tarjeta de visita de Konrad Eberhardt, un periodista polaco al que Manu Leguineche y yo conocimos en el festival de cine de Valladolid en 1962 y nos lo trajimos a Madrid, a la casa donde vivíamos en la Calle Ferraz, núm. 54.







Konrad Eberhardt no sabía español, nosotros tampoco polaco, nos entendíamos en francés. Konrad Eberhardt era en su país una figura del cinema, Presidente de La FIPRESCI, periodista y crítico de cine, muy ilustrado, pero de España no sabía más que dos cosas: nombraba a Juan Goytisolo, y nos cantaba “Asturias patria querida…”, en polaco.



UN POLACO POR ANDALUCÍA



Celebrándose la Semana de Cine Marroquí en el Edificio España, en ella coincidieron Eberhardt y Fraga, acompañado por el entonces Director General de Cinematografía, José María García Escudero.

Fraga, al enterase de que allí estaba presente un periodista polaco, Presidente de LA FIPRESCI, quiso verlo. Se lo presentaron. Y, entonces, Fraga, que nunca se andaba con chiquitas, se lo llevó al Ministerio, en "une grand voiture", nos dijo K. Eberhardt. Y, después de una extensa conversación, va Fraga y le dice:

-¿Qué recuerdo le gustaría (a usted) llevarse de España?

Y Konrad Eberhardt le respondió:

-¡Conocer ANDALUCÍA!

Entonces Fraga le extiende un talón: Cadena Meliá, 20 días, todo gratis.

Siempre los hombres imaginaron aventuras. Soñaban siempre su bienestar. Eso habían hecho aquellos mercaderes fenicios, focenses y etruscos cuando descubrieron Tartessos, una confederación de pueblos regida por longevos Argantonios: El Dorado Al-Ándalus, fértil en frutos, abundante en ganados, rico en oro, plata, estaño y hierro. Desde aquel venturoso viaje de Kolaios de Samos, Oriente emplazaba en Andalucía el mito de la felicidad. Y, a su encuentro, viajaba Konrad Eberhardt, por gentileza de Fraga, un 16 de Julio de 1962.

Atrás quedaban Manzanares, Valdepeñas y Almuradiel. El ómnibus cruzó Despeñaperros, dirección Santa Elena, la “Puerta de Andalucía”, donde pararon a comer. Los ventanales de aquel restaurante permitían contemplar la Cueva de Los Muñecos, asomada al abismo de aquellos montes desgastados por las intemperies y el tiempo. Y en ellos fijó Eberhardt el pasmo de su mirada, asombrándose de que el mundo estrenase cada día un nuevo sol.

Despeñaperros le hacía recordar las cumbres de su país, los Cárpatos Occidentales; y sus intrigantes aldeas de nibelungos y elfos en la frontera con Austria.

Satisfecho el buche y los ojos bizcos por tanta claridad, parecía Eberhardt un Amadís valiente de pasos firmes en busca del autobús, que arrancó al instante. Y siendo azuzado por una banda de grullas planeadoras, enseguida agachó el morro arreándole cuesta abajo.

Los montes mermaban, ensanchándose un cielo luminoso. Por todas partes surgían apacibles colinas salpicadas de amapolas y jacintos, asomando casitas blancas bordeadas de albarizas y bujeos.

Cuando llegaron a Córdoba el sol iniciaba su declive sobre el Parador de la Arruzafa, por Sierra Morena. Y Eberhardt disponía de dos días para conocer la ciudad: Mezquitas, Judería, Alcázar de los Reyes Cristianos, Sinagoga, Torre de Calahorra y demás.

Ese “demás” ocuparía su mente en la tranquilidad de la noche. Siempre la conciencia de Eberhardt se refugiaba en un par de cosas, en duermevela. Y así fue: Primera cosa: Con Abderramán III, habían coexistido dos Córdobas islámicas: Una en La Mezquita (hoy catedral); y otra a extramuros, en la ciudad áulica de Medina Azahara. Es decir; Un Abderramán III, califa omeya de la rama suní; y sus propios enemigos, los fatimíes de la rama islámica chií, a quienes Abderramán III mantenía en Medina Azahara alejados del poder.

Segunda cosa: El “gourmet-Amadís” Eberhardt había degustado, por primera vez en su vida, las delicias de la cocina andaluza: Sus vinos, el gazpacho blanco de almendras, el salmorejo y el entrecot en salsa verde. En Sevilla deambuló Eberhardt como un rajá, visitándola de múltiples formas: En coche de caballos, a pie y “arrodillado”, porque la estimó divina.

Por Cádiz, Sanlúcar, Jerez, (donde contempló “Cómo bailan los caballos andaluces” en el Palacio Las Cadenas), y después Arcos de la Frontera, pasó ligero.

Sentía la necesidad de conocer Ronda, “La Ciudad de los Ensueños”, y allá se fue. Por dos motivos: En memoria del poeta Rilke, más el deseo de acercarse a la finca San Cayetano, donde reposan las cenizas de Orson Welles. Desde allí fue Eberhardt a rendirles homenaje, sentándose en los graderíos de la Plaza de Toros de la Real Maestranza imaginando “Goyescas”. Y toda Ronda, “La Bella Tapada”: Puertas de Almocábar, Carlos V y Del Viento; Iglesia Rupestre; palacios de Mondragón y Salvatierra; los Baños Árabes y Alameda del Tajo.

Desde aquí levantó la vista mirando al Este. Estaba viendo la Sierra de las Nieves, el punto más alto en la provincia de Málaga donde nace el río Guadalevín, cuyas aguas movieron los molinos del Tajo durante siglos, fustigando las paredes de su lecho en aquellos embravecidos inviernos, y llevándose más de una pena hasta desembocar con otro nombre (Guadiaro) cerca de Gibraltar.

Cuando llegó la noche, Eberhardt visitó un tablao flamenco. Entre las zozobras del cante y el compás de unas palmas engatusando a una mujer, Eberhardt, embrujado, se turbó. Se estremecía, a media luz, viendo a una gitana embaucada con jaleos y palmas hasta desgreñarse, rajándose de piernas y ofreciendo su sexo en un grito final.

Aquella noche Eberhardt no podía conciliar el sueño. Andalucía había entrado por sus venas. Si, en Córdoba, le habían contado historias de abasíes y abderramanes; si, en Jerez, había presenciado vestigios de un subsuelo fenicio, romano, judío, visigodo y árabe, al tiempo que escuchaba historias sobre familias de abolengo y vinateros...,en Grazalema escuchó martingalas de bandoleros y estraperlistas. Y todavía más: Entre Arcos de la Frontera y El Bosque, había estrechado las manos de ocho jornaleros, a pie de un cartel que exigía: “Tierra y Libertad”.

Málaga acertó a verla desde Gibralfaro, imponiéndose su Catedral renacentista. Después rondó la calle Larios y El Paseo de Los Curas, a los pies del Limonar.

Ahora se daba cuenta… ANDALUCÍA llena de tantas reliquias, a pesar de su pereza atávica, era una tierra gloriosa..., tierras de gloria y aguante, domeñadas bajo la fusta de señoritos y profetas: ANDALUCÍA.

Cuando regresó a Madrid, Eberhardt era otro. Había engordado. Venía enardecido de haber paseado la región más deslumbrante de Europa, confesó. Añadiendo:

-Mirad; Conozco Roma, Berlín, París, Viena, Londres, Oslo…La ciudad más bonita de mundo… Granada.

Un año después (1963), por Navidades, a la Pensión Avenida de Campillos, me llegaba una carta desde Varsovia en la que K. Eberhardt, entre otras cosas, confesaba: En la retina de mis ojos todavía guardo la imagen de la Alhambra iluminada de noche.





Manuel Angel Leguineche, Rosa Mª. Mateos y César R. Docampo

(Congreso de Periodistas, Córdoba, septiembre de 1978).






2. ANDALUCÍA, EL MITO DE LA FELICIDAD.


Para comprender por qué el Ayuntamiento de Campillos, a comienzos de 1976, convocó el premio de poesía ANDALUCÍA, permítanme antes una personal y atrevida reflexión, obligado por las nueve letras de un nombre vuestro, también mío, y de toda la Humanidad: ANDALUCÍA.

Cuando se dice que los asnos prefieren la basura al oro, y los hombres el oro a la basura, esto demuestra que la auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta.

Cuando Konrad Eberhardt le dijo a Fraga que el mejor recuerdo que le gustaría llevarse de España era conocer ANDALUCÍA, ¿qué quiso decir? ¿Qué esperaba encontrar en esta tierra? ¿Qué o quién habló valiéndose de los labios de Konrad Eberhardt? ¿Era su inconsciente o acaso existan mitos ancestrales, esa huella de un pasado que se resiste a desaparecer? “Era el atardecer cuando llegó el mensajero”, así comienza Demóstenes su gran discurso, el “Pro Corona”. Para los atenienses siempre “atardecía” allá lejos, sobre la vertical de Las Hespérides (España), en Andalucía. ¿Qué era o significaba entonces Andalucía en el Oriente o en Atenas, cuna del saber occidental? ¿Es, acaso, la historia y esencia de Andalucía un algo importante, o es tan sólo un cuento para hacer dormir a los ratones? Yo no lo sé. Todo cuanto había visto Konrad Eberhardt, era Andalucía; pero eso sólo no era toda Andalucía. Porque Andalucía no es sólo lo aparente, es mucho más que su estampa. Por cierto, por aquel entonces las postales andaluzas no se hacían en Andalucía, se hacían en Zaragoza. ¿Qué vio Konrad Eberhardt en Andalucía para que a su regreso nos dijera “es la región más bonita de Europa”? Pues que no la vio entera, en todas sus estancias. Por supuesto que no vio el paro, ni los problemas de infraestructura, ni la conflictividad laboral, ni tampoco el aguante y sufrimiento de unas gentes que todavía no vivían como debieran vivir. No vio las manos callosas y endurecidas de nuestros braceros. Ni a tantos y tantos pequeños empresarios agrícolas que las pasaban canutas agobiados por los créditos o la mala comercialización. K. Eberhardt no se montó en un oxidado y viejo tractor. No llegó a divisar los tábanos aguijoneando a esa vieja yegua que ya no ara los campos. Tampoco conoció aquellos interminables caminos y recovecos construidos por las cabras, los bandoleros y estraperlistas. Deseaba conocer Andalucía. Ganó algunos kilos y disfrutó. En eso quedó todo. Mientras, en la Cruz Blanca de Campillos, todas las mañanas seguían acudiendo los obreros que habían madrugado no para pedir milagros, sino esperando a los manijeros que venían a ofertar y subastar trabajo. Los obreros cobraban en reales, después en pesetas más un pan con algo de aceite y tocino. Y sin más cuentos, aunque todos tuvieran la misma tierra bajo los pies, ya teníamos a la población y a los hombres divididos por el resentimiento y el dinero. Para hablar de esa otra Andalucía que no había conocido un periodista polaco, hacía falta (pensamos) la inspiración de los poetas y que nos ofrecieran el otro rostro más allá de las castañuelas y de las danzas folklóricas, la dieta del gazpacho y el pescado frito.

Y, entonces, a Francisco Caballero Mesa y a mí se nos ocurrió crear el Premio de Poesía “ANDALUCÍA”.





3. CAMPILLOS CONVOCA SU PRIMER CONCURSO DE POESÍA. Tema: “ANDALUCÍA”.

Cuando Paco Caballero Mesa y yo nos propusimos establecer un premio de poesía como acicate cultural que favoreciese a extender y publicitar el pueblo de Campillos, bajo otra enseña que no fuera sólo el Colegio San José, Zerimar o (perdonen) los entonces malos olores que cada dos por tres llegaban desde los cebaderos. Y, así, le dedicamos un tiempo antes de escoger el tema al que debían ceñirse los concursantes.

Caballero Mesa enseguida lo tuvo muy claro: no debíamos caer en localismos. Y dijo; “propongo que, tanto el contenido como el título del concurso de poesía, sea éste”. Y me acuerdo bien de que estábamos fuera, ante la puerta del Ayuntamiento. Caballero Mesa levantó la mano derecha y, como escribiendo en el aire con grandes letras, dijo: “ANDALUCÍA, y un premio de Cien mil pesetas”.

Suya también fue la idea de, al mismo tiempo, sacar a concurso un tema de investigación más propincua sobre algún aspecto geográfico y demográfico de la zona norte de la provincia de Málaga. Premio que llevaría el nombre de “Sempronio Prisco”, con una dotación de 25.000 pts. Pensado, dicho y hecho. Los dos premios fueron ideados por Paco Caballero Mesa. Él era siempre el pensador, la “ideogénesis” lúcida. Para mi quedaba buscar el dinero, darle forma y ponerla en movimiento. No en todo, ni tampoco siempre. Permitidme que os cuente una de tantas anécdotas, pues también lo que vais a escuchar es Andalucía. Si no recuerdo mal… Allá por el mes de Julio, cuando ya se había cerrado el plazo para concursar, había que remitir los ejemplares a los miembros del jurado, por caminos o rutas dispares según los casos. El Poeta miembro del jurado por Cádiz era Antonio Murciano, que vivía en Arcos de la Frontera. Y allá nos fuimos una tarde Caballero Mesa y yo, con los 181 poemas dentro de una bolsa. Él puso el coche y conducía. Salimos por carretera hacia Ronda y, al llegar a Cuevas del Becerro, buscamos un atajo por Setenil de la Bodegas y El Gastor.

Cuando nos presentamos en Arcos, se nos dijo que Antonio Murciano estaba en Sevilla y había dicho que le dejáramos los poemas en el Hotel Jerez, en la Ávda. Alvaro Domecq.

Comenzaba a anochecer y cuando íbamos a cruzar por Jédula, yo percibí un bulto en medio de la carretera. Le dije a Paco: ¡Frena! Y de milagro no nos estrellamos contra un carro tirado por una bestia a paso lento.

Después de dejar los poemas en la recepción del hotel Jerez, decidimos regresar a Campillos haciéndolo por Utrera, El Arahal, Osuna, Estepa, La Roda, y Sierra de Yeguas. Así que nos pusimos en marcha por la Nacional IV, y cuando la dejamos para tomar la desviación hacia Utrera, era muy entrada la noche y enseguida divisamos las luces y torres del Palmar de Troya. Dijimos: ¡Vamos a ver esto! ¡Vamos a entrar!

Nada más cruzar la puerta, había un hombre esmirriado y, en el suelo, un cajón con ropa para ponerse. Caballero Mesa iba con camisa de manga corta, y aquel hombre muy esmirriado, cogiendo un jersey de manga larga del cajón, le dijo: Póngase esto. Entonces le dije yo: Deme otro a mí. Y el esmirriado: No, usted abróchese todos los botones de la camisa.

Total; que comenzamos a recorrer aquel largo espacio desde la entrada hasta el lugar donde estaban oficiando un galimatías: Sobre un tablado bastante churrigueresco que más bien parecía un escenario teatral con el altar en el centro, circulaban, se santiguaban, se arrodillaban, se levantaban, deambulaban en meandros, una pléyade de casullas y barbudos con bonetes, capitostes, mitras y alguna tiara. Rezaban o mascullaban plegarias ininteligibles. No sabían estar quietos, exhibiendo abundancia de incensarios y genuflexiones. Abajo, donde nos encontrábamos nosotros, el suelo era de tierra batida y éramos unos cuantos, cada uno con su rosario, cual místicos solitarios, al margen de lo que en el altar se hacía y oraba. Todos ellos encorvados y en actitud muy reverente. Su aspecto nos decía no ser españoles, sino irlandeses o algo así. Aquello para nosotros era un guirigay ininteligible y enseguida nos fuimos de allí. Al salir de nuevo a la carretera serían las doce de la noche, una noche muy clara y bonita, de temperatura extraordinaria. Me dice Caballero Mesa: ¿Qué te ha parecido esto? Recuerdo bien la respuesta que le di. Dije: La verdad, no he comprendido nada de nada, pero sí me ha sorprendido una cosa: he visto en todos ellos algo que no aprecio en las iglesias católicas: un sagrado respeto, un silencio muy reflexivo y recogimiento en todos los que no estaban sobre el altar; y esa unción que falta en nuestras iglesias donde se ve gente hablando, bostezando, aburriéndose. Si los del altar parecían una chiflada jungla, los feligreses con perfil marcadamente extranjero nos daban ejemplo de urbanidad.

También eso era Andalucía. Mejor dicho: Así como en las películas de Woody Allen no transitan héroes, sino antihéroes, así también El Palmar de Troya no era Andalucía, sino la Anti-Andalucía.





4. TRÁMITES, DESARROLLO Y ENTREGA DE LOS PREMIOS.


Había que publicitar el premio de Poesía “ANDALUCÍA” hasta los confines de la tierra. Y Fueron muchas las personas e instituciones las que nos ayudaron para llevar adelante esta “empresa”. Entre todos, destacó la eminencia de un campillero: Diego Moreno Jordán. Antiguo Príncipe del Colegio El Palo de los Jesuítas en Málaga, licenciado en Derecho y Periodista. Diego Moreno Jordán (q.e.p.d.), además de otros logros como escritor y novelista, es padre de una hija Magistrada en Valencia; otra, subdirectora en Radio Nacional de España-Radio 5, y una tercera que es piloto, no sé si militar o en Iberia. Diego Moreno Jordán que, además de dirigir un programa informativo en Prado del Rey (Radio Nacional) todos los domingos por la mañana, era además, por aquel entonces, Director del Gabinete de Prensa, con categoría de Subdirector General del Ministerio de Educación y Ciencia (en Callé Alcalá, núm. 34, de Madrid). Diego Moreno publicitó a Campillos y su premio de poesía “ANDALUCÍA” por todo el universo. Sólo así se explica que recibiéramos poemas desde Francia, Alemania, Argentina, México, Estados Unidos y de muchas partes de España. Pero, además, decir también que a todos los Ayuntamientos de Andalucía (casi 800), les remití las Bases del Concurso junto con el Cartel a todo color, solicitando solidaridad.

De entre los 700 y pico de Alcaldes y Ayuntamientos me contestaron solidarizándose con el pueblo de Campillos, tres alcaldes, no más. Ninguno de la provincia de Málaga.

Invitamos también a la Infanta Elena por si se dignaba acudir el día de la entrega del premio, mostrando su solidaridad con ANDALUCÍA. Para ello le escribí a la Reina una carta en griego clásico. Me contestó su Secretaria personal. La respuesta:




Decir además que, a propósito de aquella convocatoria y el Premio de poesía Andalucía, el Ayuntamiento inició y dimos los primeros pasos para crear un Patronato sobre “Estudios ANDALUCÍA”. La Composición de tal Patronato: Presidente, Vicepresidente, Vocales Fundadores, Vocales por razón del cargo, Miembros Honorarios (de Campillos y de la Región), Estatutos, etc.

Todo se elaboró y está recogido en Acta. Pero, al irnos Caballero Mesa y yo cada uno por un lado, por razones profesionales, aquello se volatilizó. Adjunto, al final de esta obra (ver ANEXO DOCUMENTAL), algunas cartas y comunicaciones de Diego Moreno que demuestran su entrega para el triunfo de aquella nuestra idea cultural a favor del pueblo de Campillos. Diego Moreno, además, fue quien trajo a Campillos para la entrega del premio a Eduardo Sotillos y a Julio de Benito. Yo conocía a los dos por mi estancia en Prado del Rey (RTVE). Sotillos, más tarde, llegaría a ser PORTAVOZ del primer Gobierno de Felipe González. En aquellos momentos, Eduardo Sotillos, además de trabajar en TVE, era (al mismo tiempo) Secretario de un partido que estaba comenzando a constituirse bajo la presidencia del Conde de Motrico, el señor Areilza.


Jurado Premio Andalucía. (De espaldas): Baltasar Peña y Rafael Guillén. (De frente): Antonio Murciano y Francisco Caballero Mesa. César R. Docampo preside el Jurado y saca la foto.




5. Discurso del alcalde en la entrega de los primeros Premios “ANDALUCÍA” Y “SEMPRONIO PRISCO”.


SEÑORAS. SEÑORES:

Por primera vez en la historia de nuestro pueblo, el Ayuntamiento de Campillos gestó la idea de convocar un certamen literario. Dos premios frente a una misma temática: Esa realidad que se llama ANDALUCÍA.

El premio de reportajes periodísticos “SEMPRONIO PRISCO” va dirigido a los temas económico-sociales del Norte de la Provincia de Málaga.

El premio de poesía que lleva por título “ANDALUCÍA” apuntará siempre hacia las verdades de nuestra Región.

Hemos cubierto la primera etapa y aquí tenemos a los ganadores de nuestro primer certamen:

El premio “SEMPRONIO PRISCO” lo ha ganado D. Damián López Cano, profesor de la Universidad de Málaga por su trabajo que lleva por título “EL INTERCENSAL 1961-1970 (APUNTES PARA UN ESTUDIO DEMOGRÁFICO DE LA ZONA NORTE DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA)”.

Y el primer premio de poesía “ANDALUCÍA” es para D. Ángel García López, por su poema “NUEVO MESTER ANDALUSÍ”.

A ellos dos, aquí presentes, nuestra felicitación y el saludo más cordial del pueblo de Campillos. Para ellos pido el primer aplauso de esta noche. Muchas gracias.

No voy a referirme a las vicisitudes internas y externas de nuestro concurso literario. No hablaré de la insolidaridad que hemos encontrado en los casi 800 alcaldes de nuestra región. A todos ellos les remití las Bases y un ejemplar del precioso cartel, solicitando su apoyo moral. De entre los 700 y pico de alcaldes andaluces, sólo nos contestaron TRES. Ninguno de la provincia de Málaga. Y pienso, a este respecto, que si Arquímedes dividió el área del círculo en un número infinito de triángulos, ANDALUCÍA está dividida en infinitos territorios, siendo muy pocos los que sienten a su ANDALUCÍA. Pasaré por alto las sonrisas angélicas de quienes ven en la cultura algo soberanamente inútil. No es momento éste para recordar el silencio y la ausencia de quienes, dedicados al quehacer de transmitir cultura, les ha faltado la elegancia del aplauso. Pero, sin embargo, muchas han sido las personas y las instituciones que nos han ayudado para llevar adelante nuestra idea. A todos ellos quiero expresar públicamente nuestro agradecimiento: Estamos agradecidos, en primer término, al Ministerio de Información y Turismo en la persona de su Delegado Provincial, D. Salvador Camino, bajo cuya gestión fueron aprobadas las Bases de este I Certamen, y se nos concedió una subvención de 25.000 pts.

Nuestro agradecimiento al Instituto de Cultura de la Excma. Diputación de Málaga, que ha tenido a bien costear los carteles que anuncian el nacimiento del Premio ANDALUCÍA.

Quedamos agradecidos al Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Ronda y a su Excmo. Presidente, Don Juan de la Rosa, quien me recibió en su despacho y aportó las 25.000pts. para el Premio “SEMPRONIO PRISCO”.

Mi agradecimiento más leal a todas aquellas personas de Campillos que han contribuido a los comienzos y cuyo nombre sería injusto silenciar:


D. José Ramón Conde González-Tablas.

D. José Macías García.

D. Baltasar Peña Hinojosa.

D. Antonio Mesa Gallardo.

D. Vicente Navas Mesa, en nombre de Casa Navas.

Dña. Carmen Campos Campos y su hijo Leonardo Recio Campos.

D. Antonio Llamas Campos.

D. Francisco Padilla Casero.


Estos son los nombres de quienes en su día respondieron con generosidad y así, gracias a ellos, me fue posible reunir en una sola mañana las CIEN MIL pesetas para el Premio ANDALUCÍA. A todos ellos quiero reiterarles nuestro agradecimiento.

Estamos agradecidos a todos los miembros de los dos jurados por su labor desinteresada y anónima.

Muchas gracias a ti, mi querido Diego Moreno Jordán, embajador de Campillos en la capital del Reino, y, de la capital del Reino, en Campillos. Gracias a ti este concurso ha gozado de la publicidad y alcance que se merece. Estamos seguros de que Campillos cuenta siempre y en cualquier momento con tu eficacísima colaboración. Gracias, querido Diego Moreno Jordán.

Mi agradecimiento a Francisco Caballero Mesa, concejal de Cultura y copromotor de ambos premios. Querido Paco, porque sé en estos momentos que mis palabras son ese pañuelo que se alza para decirte adiós, quiero que sepas que, desde tu cátedra en Cádiz, seguiremos esperándolo todo por tu parte.

Mi agradecimiento a Eduardo Sotillos, a quien conocí una noche en la Casa de la Radio, en Prado del Rey, y hoy vienes en compañía de otro ilustre periodista, Julio de Benito, para prestar tu voz en este acto. Gracias, muchas gracias a los dos, y a todos los que tuvisteis que echarle kilómetros hasta llegar a Campillos. Para vosotros vaya el segundo aplauso de esta noche.

Muchas gracias a todos los aquí presentes. Testigos sois. Ojalá podáis recordar, por muchos años, este acto de entrega de unos Premios, en la piscina Los Ruedos de Campillos, que desde hoy, pese a quien pese, quedará estampado para la Historia de este pueblo.


Desde hace muchos años, la voz del Poder nos viene acariciando los oídos con aquella referencia a la rica diversidad de las regiones de España. A la base de tal reconocimiento, bien podéis comprender que si el Ayuntamiento de Campillos es el primero en izar la bandera de Andalucía en toda su historia, ello significa y es algo más que un acto estrictamente cultural.


Hace muy poco que, a raíz del viaje de nuestros Reyes a Andalucía, muchos alcaldes de distintas localidades se constituyeron en corifeos de la protesta del “quejío” contra la postración económica por la que atraviesa nuestra región. Campillos se une a ese “quejío”, y ha convocado un concurso porque es consciente de que la investigación sobre ANDALUCÍA, su historia, sus tradiciones, sus problemas humanos y sus manifestaciones artísticas, siendo muy importante, es muy precaria. No queremos pensar que los que hasta ahora tuvieron medios para llevarla a cabo, no estaban interesados en la potenciación de tales estudios.

Andalucía está, antes que nadie, en los comienzos de la historia de España. Andalucía pudiera ser esa luna de color naranja que muestra nuestro cartel, pero sólo el arraigo a una tierra, así como las vivencias de sus problemas, pueden conducirnos hacia el intento de comprender y explicar a los demás lo que es Andalucía. Así nace este concurso. Del inconsciente de un pueblo andaluz que no está dispuesto a consentir la imposición de un desarrollo desigual en el que ANDALUCÍA resulte llamativamente desfavorecida. Todos cuantos ocupamos un cargo político queremos luchar para que no vuelvan a repetirse aquellos períodos históricos que no condujeron a nuestra región más que al ocio o a esas actividades ajenas al proceso de producción. Para alcanzar todo ello, hay que hacerse oír. Aquí está la razón de por qué el Ayuntamiento de Campillos ha convocado los Premios ANDALUCÍA.

Quiero finalizar diciéndoles que yo pienso en Andalucía como en aquella niña -¿qué no puede una niña?-, con los brazos en alto, dirigidos siempre hacia su madre. Una niña así puede adueñarse de una caricia, de una vela, de un cometa o de una Verdad. Sea una V-E-R-D-A-D deletreada, y ya es mucho. Sea "A-N-D-A-L-U-C-I-A", también deletreada, y ya es mucho, porque entonces las manos de esa niña -¿qué no puede una niña?-, se estarán posesionando, estarán ganando sitio y razón.

Señoras y señores. Muchas gracias.


César R. DOCAMPO

CAMPILLOS (Málaga), 15 de Agosto de 1976










6. ENTREGA DE PREMIOS Y CENA EN LA PISCINA LOS RUEDOS:

Ángel García López, César R. Docampo, Eduardo Sotillos:









Ángel García López leyendo su poema “NUEVO MESTER ANDALUSÍ”:









Loado sea Dios, que dispuso que quien hable con orgullo de Al-ándalus pueda hacerlo a plena boca… Yo alabo a Dios porque me hizo nacer en Al-Andalus… Yo pertenezco a un linaje de gentes nobles y poderosas…

AL-SAQUNDÍ (año 1200).





En la foto anterior, sentados: Francisco Caballero Mesa, José Portales quien (representando a la Caja de Ahorros de Ronda) hará entrega del cheque de 25.000 pesetas a Damián López Cano (a su derecha), premio “SEMPRONIO PRISCO”.




Ángel García López (Primer Premio de “ANDALUCÍA” de Poesía, por su poema “NUEVO MESTER ANDALUSÍ”), entrevistado por Eduardo Sotillos:









El premio “SEMPRONIO PRISCO” lo ha ganado D. Damián López Cano, profesor de la Universidad de Málaga, por su trabajo que lleva por título “EL INTERCENSAL 1961-1970 (APUNTES PARA UN ESTUDIO DEMOGRÁFICO DE LA ZONA NORTE DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA)”.




Lo entrevista Eduardo Sotillos:












Diego Moreno Jordán (Licenciado en Derecho y Periodista; en ese momento Jefe del Gabinete de Prensa del Ministerio de Educación y Ciencia, entrevistado por Eduardo Sotillos:










Harriet, Paco Torres, Ascensión Padilla, Ángel García López:







Francisco Caballero Mesa, Ana Mesa y Francisco de la Torre Prados:






A continuación ofrecemos los dos poemas que se alzaron con el Premio de Poesía ANDALUCÍA, convocado por el Ayuntamiento de Campillos: En 1976, se llevó el Premio ANGEL GARCÍA LÓPEZ por su poema “Nuevo Mester Andalusí”. En 1977, ganó Carlos Murciano con su poema “Por estas tierras de mi Andalucía cruza un río”:




7. “Nuevo Mester Andalusí”, de Ángel García López, y “Por estas tierras de mi Andalucía cruza un río”, de Carlos Murciano:





NUEVO MESTER ANDALUSÍ.

Ángel García López.


Loado sea Dios, que dispuso que quien hable con orgullo de Al-andalus pueda hacerlo a plena boca… Yo alabo a Dios porque me hizo nacer en Al-Andalus… Yo pertenezco a un linaje de gentes nobles y poderosas…”

AL-SAQUNDÍ (año 1200)


Égloga, Elegía, Oda”.

Luis Cernuda





En el libro del aire se explica al mediodía un lustral patrimonio

y el disfraz de una herencia.

Desde el fondo del agua las palomas torcaces a las olas acercan

el camino del cedro.

De Sidón y de Biblos extraños argonautas van cruzando tu

aurora hasta un mar de azoteas.

La púrpura destella y hace nuevo el ocaso con el brillo del

murex que jamás fue tan bello.

De mar a mar las aves descuelgan su plumaje ajenas al peligro

de halcones y ballestas.


Una antorcha se yergue viajando en los trirremes que a tus playas

hablaron con fenicio alfabeto.

Señalan dos columnas los límites de Gades y el final opulento

de la pródiga Hesperia.

Extranjeras termites persiguen de tu vientre las ocultas

sustancias de la plata y el hierro.

Metales que conviven sus calizos ajuares con los cuños redondos

de brillantes monedas.

Por tus verdes alturas y tus picos nevados pasa un vuelo de

siglos como un ramo de viento.

Lucena, Sagra, Ronda, Almijara, Filabres, Alhamilla, Segura,

Cazorla, Grazalema.


La luz mediterránea hace nido en las costas y a la arena la enciende

con sus rubios incendios.

Las bellas serpentinas anillan las ciudades y entregan a las fuentes

sus líquidas arengas.

Jándula, Guadalete, Guadalquivir, Salado, Genil, Guadalmedina,

Guadaira, Guadalfeo.

Espadas abundantes que transfunden la escarcha traída a la

campiña por sus duras arterias.

Que ofrecen el regalo de limos que edifican palacios vegetales

hasta entonces secretos.

Ibices poderosos bajando a la llanura a llenar la vasija caliente

de las hembras.

Acrópolis hundidas donde bíblicas naves buscaron con sus quillas

riqueza y fondeadero.

Ciclópeos cinturones tallados del granito donde el sol vigilaba

cuidadoso sus puertas.

Tómbolos protegidos por sales y marismas y castros que prohibían

contemplar a Tartessos.

Gloriosas podredumbres que fueron a la nada hasta hacer del

vestigio verdura de las eras.

Lugares en que hozan la cabeza amarilla del alacrán y el ruido

de una tropa de insectos.

Itálica, Mainake, Gadir, Abdera, Calpe, Híspalis, Ilíberris,

Astigi, Acci, Carteia…


Decir Andalucía entonces fue milagro y alejar de la lengua

ceniza y desconsuelo.

Poner en cada esquina del mundo un arrogante prodigio

irrepetible y grabar unas letras.

Regresar a Sanlúcar después de haber escrito por islas ignoradas

el mejor palimpsesto.

De Córdoba hasta Italia espadas andaluzas van tallando en las

nubes una mágica enseña.

Al pie del Guadarrama Velásquez mira el aire y, eterno,

lo retrata con volumen y cuerpo.

Pinzones y marinos abren rutas al agua y, en la mar tenebrosa,

van muriendo de Huelva.

Atruenan los cañones el istmo y la bahía y, en Cádiz, las muchachas

se hacen rizos del fuego.

Por Darro y Bibarrambla van cayendo las sombras que ajustician

la tarde y un nombre de doncella.

Pasado tiempo tuyo que no tiene ahora sino memoria deleznable

de un lejano recuerdo.

Silo de ayer, Sevilla extiende sobre el río su almez y su aljarafe

sobre un fondo de adelfas.



Levanta su Giralda y alcázares y torres del Oro y de la Plata

como un triste pañuelo.

Espejo de la mar, al sol yace Almería en sedientos bancales

que el esparto gobierna.

Hirsutas cordilleras negáronse sus ríos y bañan los secanos del

clamor del almendro.

Su rostro duerme ahora donde el cactus se erige como un gran

obelisco de sed sobre la arena.

Su tierra que fue manto del pastizal, diadema con fuentes y con

pozos de un constante aguacero.

Sin pájaros ni nubes que apaguen con su canto la pira

funeraria del yermo y de la piedra.

Los montes de pizarra donde grita el tomillo y, ausente del rocío,

llora mudo el espliego.

Sus hombres que caminan viajeros a una tierra donde huelen

las flores distinto a la palmera.

Las aves migratorias que marchan a tejados donde exilio propicie

su sucinto alimento.

Y que en cada suspiro, igual que otra Granada, ocultan a sus ojos

un Boabdil de tristeza.

Andaluces sin tierra de promisión que beben el sol de cada día

como un dulce veneno.

Que ven sobre las brumas del norte unas biznagas y vencejos

perdidos que buscan sus veletas.

Y ven una alcazaba y un alto Gibralfaro luchando con la niebla

que se hospeda en el sueño.

Una cinta de nácar donde Venus, desnuda, apacienta pleamares

de Málaga a Marbella.

O ven, junto a su puente, una roja mezquita que guarda en sus

columnas unas huellas de dedos.

Su Córdoba perdida, más lejana y más sola, con el cuerpo

tendido bajo Sierra Morena.

Haciendo del verano un horno de espadañas donde corren

caballos con crines de azulejos.

Que lloran de Granada, la que tuvo mil torres y poder en

murallas color de la canela.

Que observan horizontes donde el luto ennegrece la dócil escultura

del ciprés y el enebro.

Nativos territorios que serán con el día batalla del aroma que

engendró la alhucema.

Pues surgen nuevos tallos que acrecen la besana y dan luz

a lo oscuro del hermoso aposento.

Y en las crestas azules de Jaén una alondra se abre al sol y

hace olivos una altiva bandera.

Bandera blanca y verde que a la nieve marida la total esperanza

que ocultó el limonero.

Señal de tiempos otros en que vista la savia su túnica más joven,

sus ropas de inocencia.

Y nos vuelva una patria feliz restituida más allá de la noche.







En 1977, en su segunda convocatoria del Premio ANDALUCÍA, triunfó el poema: POR ESTAS TIERRAS DE MI ANDALUCÍA CRUZA UN RÍO, original de Carlos Murciano:





POR ESTAS TIERRAS DE MI ANDALUCÍA CRUZA UN RÍO”

Carlos Murciano


“…y yo no me conozco

Sino en la prisa de tus ciegas aguas…”

Octavio Paz


Por estas tierras de mi Andalucía cruza un río.

No es el Guadalquivir, con mirtos y naranjas,

Ni el Genil hortelano, ni el Darro oscuro, ni el Guadalete olvidadizo y manso,

Ni el Tinto tinto, ni el Guadiaro serrano, ni el Guadalhorce tortolero.


Es un río que arranca de los montes más altos y más hondos,

Borbollea en las covachas, susurra en las raíces de los lentiscos,

Grita al saltar de piedra en piedra, de mirlo en chamariz,

Y cuando se encauza en la ladera, memoria abajo, fiesta en fuga,

Se pone a hablar con una voz que no tenía,

Con un son que no es posible porque se ampara en el silencio,

Pero que resulta verdad y se oye y, si no se acompasa,

Es porque definitivamente va cayendo, creciendo en pena y en caudal,

Llevándose por delante cuanto deja a su espalda, arrastrando solsticios y cadenas, adelfas y amuletos, chumberas y avefrías,

Pámpanos, ánforas, dorrajos,

Alcornocales y monedas, cintas que ataron trenzas o ataron cartas,

Cualquier cosa, una piedra, dos salamandras, tres

Sueños.


Allá se marcha, con el rebaño de sus aguas ciegas,

Ignorándolo todo, es decir, comprendiéndolo todo desde adentro,

Desde ayer y los siglos soterrados,

Diciendo su canción a quien no va con él porque es él mismo,

Río mordiendo las arenas para más ensancharse,

No aferrándose a los cañaverales y a los tojos en pos de lentitudes,

Sino tomando impulso en ellos para ganar en prisa y en rumor,

Para llegar más pronto a su final inalcanzable,

Porque no existe ese final, ni por supuesto es el mar y sus abismos,

Sino la hoya del corazón, el boquete en la tierra de la esperanza,

Agua -ay, sombra trasteada- que no desemboca.


Allá se marcha, pues, el río éste de mi Andalucía,

Quieto en mitad de las marismas donde Huelva se asoma a su milagro,

Campaneando en una torre de Sevilla con lágrima y paloma,

Subiendo a la alcazaba donde Málaga afila sus fervores,

Bajando a algún jardín de Córdoba morena y combativa,

Amaneciendo en Cádiz -o en Tartessos- de sales y cuchillos,

Despertando la gleba rojeante de la oliva Jaén,

Borrando los añiles con que alumbra sus calles Almería,

Calando más los pozos -las brujas azaleas- de la oculta Granada.


Lleva en sus manos que no tiemblan,

Además de anillo de plata de Argantonio, con un toro encendido,

La luz de una garganta que no ha callado nunca,

Que no va a callar nunca aunque la Tierra deje de girar

Y se recline, pobre peonza, en una esquina de una plaza

Del universo, campo

De la verdad.


La luz ésa que digo

Es la luz que portaba -y vale como ejemplo- el viejo don Luis

De Góngora, para abrirse camino entre sus soledades,

O el pulcro don Fernando

De Herrera, para no tropezar con tantas consonantes y ausencias y agonías,

Y el menudo y celeste Manuel de Fuego, atlante

Lastimado, y Federico por Fuentevaqueros, todavía

Sin luto entre las sienes,

Y los Machado caminando juntos, y Silverio en la mesa de un café

Rompiéndose las cuerdas

Que le ataban, y el Torre y don Antonio

Chacón y Manolo el gitano despidiéndose

-caracol sollozante- de los niños remotos de la Cava,

Y Joselito y Juan, gallo y tormenta,

Y ese lirio espigado de Medina Azahara que se tronchó en Linares,

Y Juan Ramón por su Moguer de lumbre,

Y Velázquez, prestando su paleta conmovida al indomable Pablo,

Y Turina, con la Giralda fiel por pentagrama.


Y esa luz que no cesa, ese vivo relámpago,

Esa palabra o signo irrenunciable, esa brizna de sol,

Es la que entre las manos del río que no nombro

Camina hacia otra luz, lleva a la Andalucía hacia otra luz,

A la que no resulta fácil arribar

Después de tantos lustros de abandono,



Pero que aguarda desde siempre, inamovible, cierta,

Aguarda desde siempre a este anhelo, a este río,

A esta corriente que la sangre calienta y empuja con su hervor,

Para fundirse, plena, como las bocas en el beso,

Luz sola y una, cándida llama, tronco

Sosteniendo el destino

Común.


Por estas tierras de mi Andalucía cruza un río.

Y a sus orillas se acercan a beber las alondras,

Los caballos de Vico, los ciervos de Doñana,

Los erales de Ronda, los bravíos jilgueros de Abdalajís,

Las águilas de Gádor.

Ese río es tan limpio

Como la libertad

Y yo no me conozco sino en sus aguas rumorosas

En las que las muchachas hunden sus brazos y sus sábanas

Antes de tenderse y tenderlas sobre el romero azul,

Sobre la flor morada del cantueso,

Y ponerse a cantar con voz de trigo,

Con voz de mucho tiempo y soledumbre,

La bienaventuranza de unos campos,

Unos pueblos antiguos y unas gentes tan nobles

Como el pan.

Que llevan una luz sobre sus frentes

Con el mismo donaire y el mismo señorío

Y la misma sencilla prestancia con que llevan

La copla entre los labios.






Ahí queda el verso de dos poetas andaluces sobre Andalucía. Habían sido en el primer concurso 181 poetas. Cuando yo dejé la alcaldía, quedaban depositados en el Ayuntamiento. Después me dijeron que, cuando habían hecho el traslado al edificio actual, los vieron todos tirados por el suelo. No sé más.

Había sido una experiencia ilusionada. Caballero Mesa y yo nos dábamos cuenta de que a las gentes de Campillos, aquel concurso de poesía no les decía nada.

Nació y se murió prematuramente. Hace dos años hablando por teléfono con Ángel García López, me dijo: “César, ¿cómo habéis consentido que la Junta de Andalucía se apropiara de vuestro Premio?”. No supe decirle más que: Donde hay patrón, no manda marinero.






V FLASHBACK.


Diario de D. Federico Manzano Sancho:


1 de Octubre de 1.936:


La Junta de gobierno reunida en Burgos nombra al General Franco Jefe de Estado. Mientras tanto el General Queipo de Llano continúa dando sus charlas nocturnas diarias que tanto ayudaron a ganar la guerra.


Octubre de 1936:


Llega el nuevo párroco D. Cesáreo Alonso Domínguez (q.e.p.d.) que se encarga del culto y reparación de la Iglesia a lo que todos contribuimos costeando nuevos altares e imágenes. Es hombre culto, activo, trabajador, que hizo bastante bien, organizando conferencias y coloquios religiosos.

También se procede a recoger los restos de los que quemaron para llevarlos al cementerio y hacerles las exequias correspondientes; así como entregamos en el Ayuntamiento gran cantidad del oro en alhajas, monedas u objetos que muchos poseían para ayudar al Tesoro público, ya que el oro de España está en Madrid en poder del Gobierno republicano.



26 de Octubre de 1936:


Cesa D. Tomás Palop Campos como Alcalde de Campillos y es nombrado para este cargo D. Antonio Avilés Fontalva, que lo desempeña hasta el 15 de Enero de 1937.

Según dice el periódico Ideal de esta fecha de 1976: Tal día como hoy (aquel 26, octubre, de 1936) se embarcaban en Cartagena con destino a Rusia, 7.500 cajas conteniendo 515 toneladas de oro amonedado perteneciente a la reserva del Estado que se hallaban depositadas en el Banco de España.


Diciembre de 1936:


Los rojos invaden cortijos durante la noche llevándose el ganado, y nosotros ante esta situación optamos por llevarnos toda la labor a casa de María Gallardo en calle Silla, viuda del Abuelo D. Juan Ramón Palop, y desde allí, yendo y viniendo todos los días al Puerto hacemos esta sementera.


13 de Febrero de 1937:


Se libera Málaga y nos dejan el frente bastante retirado allá de Motril a Granada.

Quiero consignar aquí el origen de la expresión “5ª columna”, que tanto se emplea hoy en el mundo, porque tuvo su origen en la toma de Málaga.

La noche anterior a esta liberación, en las charlas que diariamente daba D. Gonzalo Queipo de Llano por radio (que por cierto esta noche la hacía desde Antequera y con la asistencia de Franco), para pedir la ayuda y colaboración de los malagueños, les decía: “Sí, prepararos, porque os envío una columna por Colmenar, otra por Álora, otra por el Puerto del Viento, otra por Marbella, y otra 5ª Columna que es la de los patriotas que entre vosotros está, y se levantarán para colaborar con nosotros”. Esto originó muchas muertes en las ciudades con poder rojo, pero la expresión “5ª columna” tuvo eco mundial.


14 de Febrero de 1.937:


Se me ha olvidado poner que en Diciembre pasado, vimos desde Campillos y lo mismo en toda España, durante toda la noche, el potente resplandor rojizo de una Aurora Boreal, sin que supiera cómo ni por qué había descendido a tan bajas latitudes. Todo el paisaje estuvo iluminado durante veinticuatro horas.



-NOTA BENE: Yo, César R. Docampo, desde que llegué a Campillos en Octubre de 1964, siempre escuché hablar de ese fenómeno, con una coletilla muy graciosa, no sé si surrealista o realismo-academicista.

Dicen que aquella aurora boreal, sin proponérselo, convocó en las afueras del pueblo (“esparruados” por los campos) a muchas parejas humanas a fin de observar y vivenciar aquella insólita experiencia. Y pensando que podría ser “la fin del mundo”, aquellos jóvenes y menos jóvenes (mortales muy vigorosos) se entregaron a la lascivia tan a tope, ¡tan a tope!, que justo a los nueve meses creció el censo de Campillos pero una barbaridad: “Los doscientos y pico de niños de la aurora boreal”.

"Todos sanos y robustos. Ni chatos, ni pelones, ni estevados, ni gangosos, ni sucios, ni tuertos ni jorobados…", (diría don Leandro Fernández de Moratín)-.



19 de Enero de 1937:


Se inaugura Radio Nacional de España en Salamanca.


1 de Abril de 1939:


Termina la Guerra Civil con el triunfo del Gral. D. Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España. Gracias a Dios que me ha sacado con vida y me ha librado de ver a ningún muerto, ni intervenir en ninguna acción de guerra, ni en su liquidación, ni tener que pertenecer a ninguna de sus milicias; es decir, “he estado para las maduras y no para las duras”.

Como el Alcalde, D. Eulogio Monteagudo se ha puesto enfermo, tengo que sustituirlo hasta el 24 de Enero de 1.940 en que es nombrado Alcalde D.Antonio Llamas Campos.

Por acuerdo del Ayuntamiento, para dar al pueblo un aspecto de más alegría y borrar la tristeza de su guerra civil, hago un jardín con grandes apuros monetarios, en la plaza del Cardenal Espínola, previo plano que levanto de la misma, y sobre él hago la traza que traslado al terreno; aprovechando las piedras de sus bancos para bordillos de sus aceras, cubro sus parterres con buena tierra de mantillo; compro las plantas para sus molduras y los vecinos me regalan 18 grandes palmeras que embellecieron y que después han sufrido vicisitudes.


2 de Septiembre de 1.939:


Estoy en la Plaza de la Merced de Málaga, y, por la radio, oigo que el Canciller alemán Adolf Hitler ha invadido con sus tropas a Polonia, con lo que empieza la 2ª Guerra Mundial, pues a las 9 de la mañana Inglaterra advierte a Alemania de que si a las once de este mismo día no ha suspendido su acción bélica y ordenado la retirada de las fuerzas invasoras, se considerará en estado de guerra con Alemania.

A las once y media Alemania contesta negativamente. A las doce y media Francia comunica a Alemania que cumplirá los compromisos que había contraído con Polonia.

Gracias a Dios que el tacto y visión del General Franco nos libró de ella contra la opinión de muchos.


Enero de 1940:

Mi sueldo de maestro nacional asciende a la cantidad de 5.000 pts. al año.

 

 

 

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CÉSAR RODRÍGUEZ DOCAMPO.  

LA TRANSICIÓN EN CAMPILLOS (MÁLAGA), TRAS LA MUERTE DE FRANCO.

 Recuerdos de quien fue el primer alcalde elegido a votos después de la muerte de Franco.

 

 




"CRÓNICAS DEL VIENTO SOLANO", DE D. BARTOLOMÉ SOTO GIL.

 D. Bartolomé Soto Gil, desde el mes de Junio de 2022, en su blog titulado " CRÓNICAS DEL VIENTO SOLANO ", comparte con los intern...