EN CAMPILLOS HAY UN ÁRBOL AL QUE QUIEREN HACER "REPUBLICANO":
El
13 de febrero de 2020 tuvo lugar en Campillos, en la Plaza de España,
un recital flamenco y “descubrimiento leyenda del Árbol “El
Republicano”, todo ello dentro de las actividades de la III Semana
“Campillos por la Memoria”. El acto estuvo amenizado por el cante de D.
Juan Pinilla. Allí, la señora concejala de Memoria Histórica, Maria Antonia Dominguez Bermudo, explicó la
historia de la “Leyenda del Árbol Republicano”, explicando su origen
histórico. Tras esta explicación, dieron paso, al descubrimiento de una
placa en homenaje a el Árbol Republicano”. La placa estaba cubierta por
una funda con los colores de la bandera tricolor republicana. El
contenido del texto que se puede leer en esa placa es el siguiente:
"Cuentan las personas mayores de Campillos que...
Durante
los años de represión del franquismo, cuando la cárcel de Campillos
estaba llena de hombres que habían defendido la democracia en España,
decenas de mujeres iban diariamente a hacer cola a la puerta de la
prisión para poder llevarles algo de comida.
En
los días de verano, cuando se alcanzaban temperaturas altísimas, ellas
esperaban su turno haciendo fila cobijadas bajo la sombra de tres
árboles de la Plaza de la República (ahora Plaza de España). Pero los
falangistas, cegados por el odio al ver que estas mujeres, en su mayoría
esposas y madres de los hombres encarcelados, utilizaban los árboles
para resguardarse, decidieron cortar los tres árboles para que nunca más
pudieran estar a la sombra mientras esperaban para llevar alimentos a
sus familiares represaliados. Años después, uno de estos árboles brotó
como quien gana un pulso a la sinrazón y a la barbarie de la represión
franquista. Desde entonces, las personas más mayores llaman a este
árbol, EL REPUBLICANO, ya que además de haber servido de cobijo a tantas
mujeres republicanas represaliadas, también se impuso a la crueldad de
este régimen dictatorial incluso contra la propia naturaleza."
En memoria a las mujeres y los hombres que defendieron la libertad y la democracia.
Concejalía de Memoria Histórica."
La
lectura de este texto despierta recelos en cualquier persona con un
mínimo de sensibilidad y de sentido común. Esa Plaza, según consta en
varios libros escritos sobre Campillos, nunca se denominó “Plaza de la
República”. Sus nombres fueron “Plaza del Cardenal Spínola” (1905),
“Plaza de La Libertad” (1931), “Plaza del Cardenal Spínola” (1936) y
“Plaza de España”, en la actualidad. Para ser más exactos, se llamó
"Plaza de la Libertad", por Acuerdo de Plenos de 20 de Junio de 1931 (se
puede corroborar este dato en la página núm. 98 del libro "Campillos
1936", de D. Alfonso Ruiz Padilla). Por otra parte, resulta
tremendamente extraño que una leyenda tan bonita, tan emotiva, tan
ecologista y tan protectora de esas mujeres represaliadas, de ser
cierta, no haya sido recogida en uno de los muchos libros que, sobre
Campillos, hay publicados. Por ejemplo, D. Antonio Lebrón Trigo, en su
libro “Origen, Historia y Tradiciones de la Villa de Campillos”,
publicado en 2017, no habla de esta leyenda del Árbol Republicano,
mientras sí figura la de la “Cofradía de las Ánimas Benditas” y otras
tantas. El texto de la placa comienza así: “CUENTAN LAS PERSONAS MAYORES
DE CAMPILLOS QUE…”. Esa es la única fuente de esta historia. Personas
muy muy pero que muy mayores. Vamos bien. La memoria de estas personas, a
estas alturas, se habrá volatilizado, al igual que algunas de las
instancias presentadas en el Ayuntamiento. No hay nada ni nadie, de esa
época, que corrobore esa leyenda. Pero sí existe, sin embargo, un
documento de esa época que nos sirve para aclarar lo que ocurría con los
presos en esa cárcel de Campillos, en la época republicana: el DIARIO DE D. FEDERICO MANZANO SANCHO.
En las páginas 96 y 97 de ese diario, que comienza con la entrada “1936. 30 DE MAYO”, hacia al final de la página 96, tras explicar que “hubo una alteración del orden público en el pueblo de Campillos, con un herido de bala y un muerto por una puñalada”, escribe D. Federico lo siguiente:
“A mí, que no salí aquella noche, ni sabía nada, me despiertan con aldabonazos a las cinco de la mañana y me llevan conducido a la cárcel entre un carabinero y un guardia municipal (que dicho sea de paso, lo tenían puesto siempre en mi esquina para que me vigilara mis actos y que como lo perdoné, lo tuve después varios años de porquero).En la cárcel me encuentro con mas de 70 amigos y me entero de lo ocurrido, todos igual que yo, sin haber intervenido en nada y “sin arte ni parte”. El populacho goza de lo lindo viéndonos en la cárcel tirándoles las comidas nos llevaban por lo que estuvimos a dieta este dia. Por la tarde, conducidos por guardias de asalto que llegan de Málaga, nos trasladan a unos 10 en una furgoneta que le decían la “Fiambrera” a la cárcel malagueña, donde con un fuerte dolor de cabeza puedo tomar café y unos chorizos que los guardias nos han permitido comprar en Cártama, gracias al conocimiento de Curro Espinosa, empleado de la fábrica de electricidad, con otro guardia que se presentó”.
Este trato injusto y vejatorio hacia esas personas presas en la cárcel de Campillos sí está documentado, por tanto. Pero en ese momento, los opresores eran otros, los republicanos. En este diario de D. Federico Manzano Sancho, tampoco aparece ni un solo dato que dé fe de la historia de el árbol republicano.
“A mí, que no salí aquella noche, ni sabía nada, me despiertan con aldabonazos a las cinco de la mañana y me llevan conducido a la cárcel entre un carabinero y un guardia municipal (que dicho sea de paso, lo tenían puesto siempre en mi esquina para que me vigilara mis actos y que como lo perdoné, lo tuve después varios años de porquero).En la cárcel me encuentro con mas de 70 amigos y me entero de lo ocurrido, todos igual que yo, sin haber intervenido en nada y “sin arte ni parte”. El populacho goza de lo lindo viéndonos en la cárcel tirándoles las comidas nos llevaban por lo que estuvimos a dieta este dia. Por la tarde, conducidos por guardias de asalto que llegan de Málaga, nos trasladan a unos 10 en una furgoneta que le decían la “Fiambrera” a la cárcel malagueña, donde con un fuerte dolor de cabeza puedo tomar café y unos chorizos que los guardias nos han permitido comprar en Cártama, gracias al conocimiento de Curro Espinosa, empleado de la fábrica de electricidad, con otro guardia que se presentó”.
Este trato injusto y vejatorio hacia esas personas presas en la cárcel de Campillos sí está documentado, por tanto. Pero en ese momento, los opresores eran otros, los republicanos. En este diario de D. Federico Manzano Sancho, tampoco aparece ni un solo dato que dé fe de la historia de el árbol republicano.
En
cuanto a la foto, cualquier persona que vea la placa piensa que son
mujeres del pueblo, que fueron fotografiadas uno de esos días que iban a
llevarle comida a sus esposos, hermanos e hijos represaliados. Pues
bien, aquí sí podemos afirmar que las mujeres represaliadas que aparecen
en la placa (una de ellas muy sonriente, y ninguna portaba bolsas ni
cestas de comida), no eran tales. La foto que figura en el cartel ni es
de Campillos, ni las mujeres que aparecen en ella son de Campillos. Es
que, además, la foto no se corresponde con la historia de el árbol
republicano. Son mujeres que hacen cola en una calle de un barrio obrero
de Barcelona, para ir a votar. El autor de la foto es el fotógrafo
valenciano Agustí Centelles i Ossó (1909-1985) y la fotografía se titula
así:
“Barcelona, febrero 1936, cola de votantes en un barrio obrero de Barcelona”.
Por tanto, esas mujeres no eran mujeres represaliadas que esperaban a la sombra, bajo un sol de justicia, para dar de comer a sus represaliados parientes.
La misma foto, desde otra perspectiva:
“Barcelona, febrero 1936, cola de votantes en un barrio obrero de Barcelona”.
Por tanto, esas mujeres no eran mujeres represaliadas que esperaban a la sombra, bajo un sol de justicia, para dar de comer a sus represaliados parientes.
La misma foto, desde otra perspectiva:
Sabemos
que la Ley Andaluza de Memoria Histórica y Democrática de 2017 (que
sólo reconoce como “represaliados” a los simpatizantes del Frente
Popular), tiene, entre sus principales aportaciones, la de la intensificación de las medidas en materia de educación y del lavado de cerebro de masas
(día de recuerdo y homenajes a las víctimas del golpe militar y la
Dictadura, lugares y senderos de Memoria Democrática, etc.). Y, para
ello, no tienen reparos ni pudor alguno en falsear, tergiversar o
inventar historias como esta del árbol republicano. Pueden adoctrinar a
las personas, estudiantes, niños que quieran, pero ponerle una bandera a
un árbol y atribuirle una ideología política es pasarse cien pueblos.
Y, además pagado con dinero público. Si esto tuviese una intencionalidad
noble, sin causar daño o agravio a la memoria de personas del pueblo,
sería muy distinto. Pero la realidad no es esa. Queremos pensar que el
texto fue redactado de buena fe,, para decirle al pueblo quienes eran y
son los buenos y quienes eran y son los malos. Si esto, al menos, fuese
cierto, quedaba como parte de la verdad histórica, que todos hemos de
conocer y respetar. Pero, al no ser así, queda como una manipulación
fabricada de manera chapucera y ruín. Menos mal que la Naturaleza es
sabia y los árboles no se dejan adoctrinar.