Durante los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado se construyeron millones de viviendas sociales en España para personas pobres y necesitadas. Viviendas humildes pero que dieron confort y estabilidad a muchísimas familias y, además, a precios muy asequibles, lo que constituyó en sí un enérgico trampolín a muchos para dar ese salto a esa clase media tan anhelada. Durante ese periodo no consta que hubiera abusos hacia los moradores de dichas viviendas por parte de las autoridades de la época; de hecho, la tan cacareada «memoria histórica» ni menciona este avance social tan indiscutible.